Capítulo 2
A los cuatro turnos*, la fuerte nevada se detuvo temporalmente y una linterna de papel se encendió bajo las tejas blancas del techo. Las llamas eran tenues y débiles, envueltas en el frío circundante, casi arrinconando a la mecha.
La puerta del pequeño patio de la posada se abrió con un crujido.
Yan Chen salió del interior y se giró para cerrar la puerta. Llevaba la capa de piel de zorro blanco, se ató una bufanda cálida, solo le faltaba tener una cola en su cuerpo para parecer un pequeño zorro alegre.
La luna llena es como un plato de plata, que cuelga en el cielo occidental, la nieve refleja la luz de la luna, e incluso, las esquinas más apartadas de las calles no están ensombrecidas.
Llevaba una linterna de papel, alargaba la mano para que la linterna no tocara su abdomen y caminaba lentamente mientras la luz iluminaba las paredes. Después de moverse más de diez metros, su cuerpo se sacudió repentinamente y su hombro se estrelló contra la pared, causándole gran dolor.
— Oh...
Sentía dolor en la espalda, en las nalgas y tenía sus piernas temblorosas.
Esta noche había "trabajado" demasiado, por lo tanto, le era difícil caminar, pero Yan Chen no pudo quedarse quieto; su naturaleza no le permitía quedarse en un solo lugar, ya había permanecido en un pequeño lugar de tres pies cuadrados (0.28m^2) durante trescientos años. Pero en los últimos seis meses, él y Lu Huancheng fueron al norte y al sur, y no había podido encontrar una oportunidad para poder regresar a su forma original, casi toda la energía en su cuerpo se había terminado.
Cuando esa energía se agote, no podrá mantener su cuerpo humano.
Aunque tiene una manera de frenar su agotamiento espiritual, cree que aún no es necesario, además, la pequeña bola de sangre y carne dentro de él no podrá soportarlo. Todavía era demasiado pequeño, es solo un delicado brote de bambú, tan frágil que con solo un poco de fuerza con una uña causara mucho daño. Yan Chen sabe que si no hay una protección espiritual, no crecerá bien en el futuro.
De hecho, este niño no ha crecido en mucho tiempo.
Yan Chen podía sentir que la curvatura de la parte inferior del abdomen no había cambiado porque su energía no era suficiente. Ya tiene cuatro meses, pero sigue siendo un pequeño bulto, que es fácil de esconder bajo la ropa.
Pensó en los pequeños brotes de bambú, escondidos en su cáscara, incapaces de salir de la tierra, incapaces de ver el sol, y que solo podían llorar bajo el barro oscuro; al pensar en eso, sintió un dolor en su corazón.
Hace unos días, él y Lu Huancheng tomaron un carruaje de regreso a la posada y encontraron un pequeño bosque de bambú al pasar por el lago. Esta noche, se escapó y planeaba visitarlo, solo para encontrar un bambú verde exuberante con energía, de modo que las raíces de sus ramas y hojas puedan absorber el aura de los cielos y la tierra y unirse a su cuerpo.
Yan Chen caminó alrededor de siete u ocho paredes blancas, dio la vuelta a cinco o seis esquinas y finalmente encontró el bosque de bambú junto al lago nevado.
El absorber la energía no es algo simple, y no se atrevió a ser descuidado, por lo que sacudió la nieve de las ramas, y observo detenidamente las raíces de cada bambú a su alrededor. No hay plagas en invierno, y cada bambú en el lugar crece verde y de una manera magnifica.
Cuando vio la novena planta, Yan Chen se quedó atónito, se inclinó y extendió la mano para presionar cerca de la unión de sus raíces con el suelo, justamente donde el suelo estaba ligeramente arqueado, espeso y denso, cubriendo un brote de bambú del frío invierno. Descubrió que tenía brotes de bambú grandes.
Estaba lleno de alegría y dejó escapar un largo suspiro de alivio.
Si logra poner el niño de su vientre en esa planta, puede ser nutrido por el agua de la nieve y la niebla, y mezclarse con la esencia del sol y la luna, seguramente le hará mejor que solo absorber la energía de él (Yan Chen).
Yan Chen miró a la luna y calculó el tiempo en función a su ubicación hacia el oeste.
Aún faltaba una hora para que cantara el gallo, si logra poseer la energía ahora, debería poder despertarse a la hora justa en la que canta el gallo, volver corriendo a la posada antes del amanecer y meterse en la cama sin ser notado.
Bajo la cabeza y apagó la llama de la linterna, puso la linterna en el campo nevado y se quitó la capa de piel de zorro. Quería tirarla al suelo, pero recordó que el material era caro y no sería bueno que se mojara con la nieve, así que lo doblo pulcramente y lo coloco encima de la linterna.
Yan Chen se acercó al bambú verde paso a paso, calmando su abdomen bajo con la palma de la mano, como si le dijera al niño que no tuviera miedo.
Luego extendió la mano y tocó el tallo frío del bambú verde con sus cinco dedos, una energía refrescante penetró en su piel y goteó profundamente en su corazón. Luego se tocó la frente y el corazón, y lentamente cerró los ojos. Su cuerpo gradualmente se volvió más ligero, sus miembros se estiraron, toda la fatiga y el dolor se fueron como si fueran nubes de humo, hasta el frio a su alrededor pareció desaparecer.
El cielo y la tierra se acercan, el aliento, la alegría y el dolor... todo se vuelve uno.
El tiempo viaja más lento que nunca. Tiene mil veces más tiempo para saborear la dulzura del agua que corre, escuchar el sonido de la nieve al romperse, sentir el viento que sopla desde las ramas, y sentir las capas de hojas con cuidado y suavidad.
Recogió una bocanada dulce de agua clara del suelo, que inyecta nutrientes a sus raíces y alimenta poco a poco al joven brote de bambú en su cuerpo.
El pequeño brote de bambú tenía sed y bebió el agua, parecía tan ansioso que una gota de sudor brotó de la punta de su capullo verde.
Hace mucho tiempo, alrededor de unos... Yan Chen no podía recordar con claridad. Hace unos trescientos años más o menos, él también era un brote de bambú recién nacido.
Creció en el hogar ancestral de la familia Lu, en un patio apartado.
No, no, no existía la Familia Lu en ese momento, la Familia Lu se construyó más tarde. En ese momento, solo había una arboleda de bambúes frondosos. Broto temprano, crecieron sus tallos y se convirtió en un bambú verde, apoyándose en las ramas y hojas de sus hermanos y hermanas.
El abuelo del abuelo de Lu Huancheng, o era el abuelo del abuelo... cierto abuelo del abuelo, es un erudito ordinario, construyó una simple casa de madera en el lado este del bosque de bambú, solía encender una lámpara para leer por la noche y trabajaba duro, y finalmente consiguió fama en el examen anual*, Guangyao Lintel.
Sus antepasados araron y cavaron la tierra, y los loess*se elevaron hasta el cielo, él fue el primer erudito, así que lo único que puede construir es esa pequeña casa de madera junto al bosque de bambú.
De esta manera, la casa de la Familia Lu fue creciendo en el bosque de bambú, ladrillo a ladrillo.
La casa de madera original todavía se usaba como sala de estudio y fue renovada para que sus descendientes estudiaran en ella. Un conjunto de bambúes en formación circular todavía abrazan esa casa de madera, proyectando una sombra fresca. Las ramas y las hojas están llenas de energía espiritual y las venas del suelo corren a través de ellas. Los niños estudiaron ahí, y como era de esperarse, hubo muchos talentos, lo que convirtió a la Familia Lu en una familia académica en Langzhou.
El edificio de la casa de la familia Lu se hizo cada vez más grande. El primer piso rodea casi toda el área. A medida que se profundiza más y más, no hay esquinas, vigas esculpidas y edificios pintados. Pero no importa lo ruidoso que sea el exterior, el estudio protegido por el bosque de bambú sigue siendo tan silencioso como hace trescientos años.
Sólo cuando el corazón está en calma, se pueden leer libros: este es el legado de los antepasados.
Mirando desde la ventana oeste del estudio, se podía ver un bambú verde recto y duro, parecía tan hermoso.
Los hijos de la Familia Lu siempre lo miraban.
Cuando se aburría de estudiar, se sostenía las mejillas, mordía la pluma y maldecía en voz baja al maestro y al padre severo. Pero cuando su trabajo llegaba a ser elogiado, su cara cambiaba y su mirada estaba llena de estrellas, y sonreían felizmente hacia el bambú.
Dolor, alegría, mal de amor, presunción... Numerosas emociones fluyeron hacía ese bambú, despertando a la conciencia dormida en su interior.
Cuando Yan Chen tuvo conciencia por primera vez, no podía ver, solo escuchar. Hubo una lectura ruidosa en la habitación, narrada con un acento extraño, estaban leyendo La Subcolección de Escrituras e Historia, Poemas y Canciones, una pieza era seguida por una pieza de recitación, desde niños hasta adolescentes, desde adolescentes hasta jóvenes, todos debían recitarla.
Un día después, un niño joven llevó a un niño pequeño que balbuceaba y el niño joven, con voz tierna, leía un poema que había escuchado innumerables veces.
Era un ciclo, desde su nacimiento estudiaban, heredaban ese conocimiento, morían y el ciclo volvía a comenzar.
Había historias sobre el apoyo a la línea de sangre, a atacar a la línea de sangre, la trascendencia, el hundimiento del mundo... Yan Chen conocía cada detalle de las historias.
Pero él se olvidará rápidamente de las cosas malas, la lluvia lo salpicará, bañando su tallo y solo las cosas buenas quedarán.
Más tarde, el aura de Yan Chen se hizo cada vez más abundante, y gradualmente fue capaz de unir su espíritu a otros objetos de bambú, como bolígrafos de bambú, abanicos de bambú, flautas de bambú, esteras de bambú... Aprendió a escribir tanto caligrafía y como a dibujar. Tuvo problemas con el pincel, pero lo estudio pelo por pelo y probó escribir palabra por palabra; también aprendió a tocar la flauta, a sentir el fluir de la respiración, a saber cómo abrir y cerrar la rima y cómo hacer el sonido claro.
Es un bambú, pero no solo es un bambú.
Se volvió cada vez más humano, reunió mucha energía espiritual y vagaba por el estudio de madera apartado, apegándose a los objetos de bambú, y trató de aprender a ser una persona.
Más tarde, pudo verlo a él.
La niebla húmeda que había permanecido durante cientos de años se desvaneció de la noche a la mañana, y obtuvo una visión brumosa, los contornos y colores que nunca había podido ver, aparecieron uno por uno: caminos de piedra azul, ventanas estrechas con flores, paredes cortas y agua corriente, terrazas llenas de flores. El musgo de color verde alga crecía en los huecos húmedos de las rocas, y los racimos de lilas rosas se convirtieron en una pantalla de flores.
Vio filas de baldosas grises en forma de escamas de pescado que formaban los aleros bajo un cielo despejado. Debajo de esos aleros había una ventana cuadrada.
Lu Huancheng, de catorce años, se apoyó contra la ventana y lo miró con una sonrisa.
En ese momento, todos los poemas sobre el amor que había aprendido en las páginas de los libros, se escribieron vívidamente en el corazón de Yan Chen.
El amor apenas comienza a florecer dentro de él, pero le era imposible calmarse.
Al fin había logrado comprender todos esos pensamientos grabado en tinta, pensamientos recopilados desde hace miles de años.
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Turnos: forma de medir las horas. Serían como las 4 de la mañana.
Exámenes anuales: estos exámenes se practicaban en la China Imperia, eran una serie de pruebas para elegir a funcionarios, si lograbas pasarlas, era fácil que subieras en la escala social, eran un claro representante de la meritocracia.
Loess: son depósitos sedimentarios de origen eólico. En la imagen se pueden ver loess en China.